miércoles, 25 de abril de 2007

Mi problema con los Bollycaos (1)

El otro día fui a una terapia de ayuda en Proyecto Hombre, allí me encontré con un par de amigos de mis correrías de la ESO, cuando olí por primera vez, y última, el humo de los canutos adolescentes, cuando más que un cigarrillo aliñado parecía una croqueta informe, y mis amigos tosían mientras yo me quejaba de que el humo me entraba en los ojos y me hacía llorar. Los vi allí, haciendo cestitos de mimbre para intentar frenar su tembleque y que, como me dijeron, además les reportaría un dinero que gastarían en correrse una juerga de alcohol y drogas, y en ese momento sonó la alarma: ¡PARA QUÉ SIRVE PROYECTO HOMBRE! pues muy fácil, para estar con el mal llamado mono hasta que sus familias vuelven a confiar en ellos y les dan dinero. Cuando los abracé por quinta vez y les prometí que los vería más tarde en el parque donde nos juntábamos cuando pequeñines, me dirigí a la sala donde tenía la cita (no con una mujer, de esas citas no abundan en mi vida, bueno, ni abundan ni no abundan, no hay). Llamé a la puerta dos veces, dos toques secos. Comenzaron a sudarme las manos pero no me arrepentí de estar allí, en aquel instante, con más hambre que un perro chico, y al escuchar una voz femenina en el interior que me dijo: Adelante, entre como un autómata, sin pensarlo, una voz femenina... pero lo demás todo hombres, hombres con una obesidad mórbida y enfermiza, para colmo todos se llamaban como yo y llevaban en esa terapia más de un año. Me presenté: Hola, me llamo..., pensé un segundo, Bermauntier, pero podéis llamarme Berma. No les quise dar mi nombre real, me pondría en un compromiso y así, si veía alguno por la calle y me llamaba Berma siempre podría alegar a mi acompañante, o acompañantes, que era un loco y que no lo conocía de nada... Sí, estaba todo tan bien pensado que me di miedo. Pues continué la frase tras un sonoro: Hola, Fernán, parece que no se había enterado bien de mi pseudonombre; y soy adicto a los Bollycaos. Aplausos. Aplausos. Eructo. Aplausos. Lo primero era reconocerlo, y eso ya estaba más que bien. Después me senté y oí, uno a uno, cómo les iba la vida tras dejar los Bollycaos, pero esto lo contaré en un siguiente post.

2 comentarios:

Peter pan dijo...

Espero que te vaya bien en la terapia y que superes tu problema de adicción al bollycao.
A mí no me va del todo mal en mi terapia para superar mi problema con los polvos (de hada). Estoy enganchadísimo.
Suertee!!!

Doctora Mazap_ana dijo...

Yo estoy enganchada a la polvo-ra de los soldados.mmmm
Berma?? si alguien te llama así, parecera Pedro Picapiedra