Os escribo esto, futuros príncipes recoge fresas de Polonia, para advertiros, antes de que vuestra madre lo haga, sobre la posible aparición de una nueva hermana en vuestros fríos corazones. No sé si mi gesto os parecerá rastrero, yo, como hace la televisión tomatera, lo hago todo por vosotros, mi audiencia, ¿me entendéis?
No sé como se llama, seguramente tendrá un nombre americano sabiendo quién es su padre (que no desvelaré hasta la mitad de la carta, más o menos), vuestra hermana, creo recordar que Condoleezza, pero me suena un poco... extraño, tu madre los condo solo los ha visto por la televisión, y esto me preocupa. Nicolai, el mayor, ya sabe que su madre es un poco díscola y muy zorrón, pero ella sabrá, es su vida y su vagina, no soy nadie para meterme en eso.
Sabéis que me llevo muy bien con ella, que nos contamos secretos mutuamente, pero este me ha podido, lo siento, y creo que es mi deber como padre blogadoptivo que soy vuestro, el avisaron de que por Polonia aparecerá una morenita que preguntará por vosotros. Tiene ya cinco años y sabe hablar tres idiomas: español, polaco y americano, y todo esto ella sola, sin ayuda de nadie. Es muy inteligente, y la verdad, no sé a quién ha salido, sinceramente, porque, reconozco, que yo no soy el padre.
¡Ay, cuán duro es esto para mí! Yo, un tipo afable, amable, buen cristiano y monárquico, metiéndome en una camisa de mil doscientas varas que no me corresponde y que, para colmo, no me sienta bien, pero bueno, como ya he comenzado, creo que debo acabar, es mi deber.
Me lo confesó un día, mientras paseábamos por una avenida larga y fea, a la vez que yo me preguntaba por qué los viejos, sentados en los feos bancos de hierro, miraban las nalgas de las cuarentonas en vez de las de la veinte que, esto sí es verdad, estaban más sujetas y no habían sucumbido a la gravedad. También me preguntaba, así, todo mentalmente porque tengo cabeza para mil quinientas preguntas, por qué los viejos continuaban llamando el programa de Juan Ymedio al programa que ahora presentaba Alicia Senovilla y que, en poco, comenzará a presentar María del Monte (momento publicitado por Canal Sur, con dos cojones). Pero estas preguntas no tenían respuesta.
La Princesa me dijo que nos sentásemos en un banco, y lo hicimos allí fue cuando me contó la historia, que a mí me dejó anonadado y ella parecía haberse quitado un peso de encima, aunque, casualmente, fue cuando quité mi pezuña de su piececito real: la estaba pisando.
El padre...
El culpable follador, que lo sepáis, es un fucker man, es un fucker
de tu madre...
Pensé que bromeaba, que se estaba quedando conmigo, pero no, no era así, era verdad, tanto que me dio el número de teléfono de Mr. T para que lo llamase. Estuve hablando con él media hora, toda llena de insultos y descalificaciones hacia la Princesa Polaca que, al parecer, se lo montó con él en un helicóptero mientras él dormía porque, todos sabéis, tiene miedo a volar como ya demostraba en la serie El equipo A.
Bueno, pequeños querubines polacos, espero no haberos importunado con esta carta, y también que recibáis a vuestra hermana negra con todo el cariño que ella os profesrá. Os quiere y dice que sois todos muy guapos, y también que os pisará la cabeza, porque Mr. T es mucho de eso y de disparar a los pies para no matar a los malos y que así todos los capítulos acaben con un coche que vuela y después arde. ¿Vale?
Nada más, un abrazo afectuoso.
Vuestro padre (hasta que el polígrafo dictamine lo contrario)
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