No puedo seguir viviendo en la mentira de que soy africana, de que mi piel es negra como el mismo betún tapapelo. No fui una buena esposa y el me lo dió todo...¡Y por tantos sitios! Yo solo le correspondí con malos gestos e infidelidades cayuqueras ¿Pero qué sabía yo del amor? Una triste meretriz que un día quiso ser presidenta de Intermon Oxfam y terminó con arena del desierto hasta en el duodeno. Ahora comprendo por qué no debí huir: porque al otro lado del estrecho está mi otra mitad al que quiero con todo mi ser y no solo por las noches tan hermosas que me ha regalado su bajo vientre, ni por los círculos que ha hecho su ombligo en el mío sino porque me amó. Aprovechando que Bermauntier, biógrafo y amigo, está allí iré a su reencuentro; espero de todo corazón que para cuando vaya, se me haya tiznado la piel como la de un deshollinador y entonces pueda con-pene-trarme en la tribu, danzar con pies descalzos alrededor de una fogata y que dado el momento, él me pida matrimonio. Entonces el día de la boda me uniré a él en base al amor, el respeto y el fornicio diario. Ya puedo ver a todos los aldeanos congregados en torno a la capilla que contruyó Manos United, con sus taparrabos de etiqueta y yo entrando con mi con un velo de leopardo y con unos tacones como los de la Veneno... me resulta dificil imaginarme a Berma en taparrabos pero seguro que al final mi suegra le hará uno y pasará por un niño saharaui más. Ay Berma, espero que hayas vigilado su alcoba día y noche para que ninguna Naomi Campbell se haya metido en nuestro lecho pre-matrimonial, de lo contrario, no habría boda y mis sueños acabarían como todos los profilácticos que usé con Mandingo: rotos.
martes, 1 de julio de 2008
martes, 24 de junio de 2008
Viajar a Burundi es fácil si sabes como
Para viajar a Burundi hay que seguir estos sencillos pasos:
1) Ponerte todas las vacunas que existan y también las experimentales.
2) Mapa de saffari aunque una vez que llegas allí el mapa no te servirá de nada y podrá ser vendido como elemento mágico con el que hacer fuego.
3) Cantimploras a gogó para beber agua. En su defecto botijos de Las Ramblas alicatados por dentro.
4) Gafas de sol Emporio ArCani para protegerte. Dentro de esto iría la ropa fresquita (bañador del Carrefour por encima de la rodilla, enseñando muslamen), gorro de fieltro (que transpire) y camiseta de tirantes con cualquer motivo proBurundi.
5) Avión.
6) Bicicleta.
7) Ordenador portátil.
Encontrar WiFi en la sabana no tiene precio...
Querida Princesa:
Se me fue la pinza y aparecí en Burundi del Condado con ganas de encontrar a Mandingo (el de la medida de los jeringos) para poder continuar así con la labor de biógrafo que una vez me enconmendaste. Espero que estés bien en España (¡coño!) y que no comas demasiados cacahuetes que luego dices que se te van a la cartucheras.
Encontré a Mandingo una tarde en su tribu. Solo he de decirte que le has dejado el corazón destrozado y sin condones de Cruz Roja, es decir, su harén burundalés está pasando más hambre que un perro chico, aquí se folla menos que en El Vaticano, con eso te lo digo todo. Pero al bueno de Mandingo le ha dado ahora por evocarte con pinturas picassianas. Así de raro, le ha dado por el cubismo burundiano y allí está, haciendo ñús cuadriculados, y pintándote mucho, sobre todo con las tetas muy pequeñas, no sé por qué. Espero que estés bien y que tu hijo negro también, que sé que lo facturaste en la maleta de vuelta.
Mandingo evoca tu recuerdo fumando mierda árabe, vamos que se pone de kiffi hasta el culo y no veas, va más morao que tinki-winki el teletubbie y esto, además, le hace escribir unas canciones de amor muy paranoicas. Me cuenta que a veces sueña que te mata y que cuando tu apareces en sueño levanta la tienda de campaña, no la de la tribu, sino de su jeringo.
Ayer me dio uno de sus poemas que, tras traducir, te pongo aquí para que veas todo lo que está sufriendo sin ti. Me compadezco de él y dejo que me llore en el hombro, aunque no es plato de gusto:
Mataré a la Princesa,
porque me pesa.
Mataré a la Polaca,
que me atraca.
Se llevó el dinero y los condones,
y de mis burundianos se ha llevado los corazones.
Mataré a la Princesa,
en Oropesa (de Mar).
Mataré a la Polaca,
con matraca.
Qué coraje y que dolor,
se llevó mi cuerno que tocaba en re menor.
Así que ya ves Polaca, ahora lo tengo encalomado a mí porque dice, literalmente, que soy la llave que puede abrirle tu paradero. Huye de donde estés que este no sabe que por mi portátil te estoy advirtiendo que va a buscarte.
Lo mismo me he metido en un follón tremendo, pero bueno.
Un beso en tu frente clitorial.
Bermauntier de Asís y todos los Santos Borbón y Cereza.
1) Ponerte todas las vacunas que existan y también las experimentales.
2) Mapa de saffari aunque una vez que llegas allí el mapa no te servirá de nada y podrá ser vendido como elemento mágico con el que hacer fuego.
3) Cantimploras a gogó para beber agua. En su defecto botijos de Las Ramblas alicatados por dentro.
4) Gafas de sol Emporio ArCani para protegerte. Dentro de esto iría la ropa fresquita (bañador del Carrefour por encima de la rodilla, enseñando muslamen), gorro de fieltro (que transpire) y camiseta de tirantes con cualquer motivo proBurundi.
5) Avión.
6) Bicicleta.
7) Ordenador portátil.
Encontrar WiFi en la sabana no tiene precio...
Querida Princesa:
Se me fue la pinza y aparecí en Burundi del Condado con ganas de encontrar a Mandingo (el de la medida de los jeringos) para poder continuar así con la labor de biógrafo que una vez me enconmendaste. Espero que estés bien en España (¡coño!) y que no comas demasiados cacahuetes que luego dices que se te van a la cartucheras.
Encontré a Mandingo una tarde en su tribu. Solo he de decirte que le has dejado el corazón destrozado y sin condones de Cruz Roja, es decir, su harén burundalés está pasando más hambre que un perro chico, aquí se folla menos que en El Vaticano, con eso te lo digo todo. Pero al bueno de Mandingo le ha dado ahora por evocarte con pinturas picassianas. Así de raro, le ha dado por el cubismo burundiano y allí está, haciendo ñús cuadriculados, y pintándote mucho, sobre todo con las tetas muy pequeñas, no sé por qué. Espero que estés bien y que tu hijo negro también, que sé que lo facturaste en la maleta de vuelta.
Mandingo evoca tu recuerdo fumando mierda árabe, vamos que se pone de kiffi hasta el culo y no veas, va más morao que tinki-winki el teletubbie y esto, además, le hace escribir unas canciones de amor muy paranoicas. Me cuenta que a veces sueña que te mata y que cuando tu apareces en sueño levanta la tienda de campaña, no la de la tribu, sino de su jeringo.
Ayer me dio uno de sus poemas que, tras traducir, te pongo aquí para que veas todo lo que está sufriendo sin ti. Me compadezco de él y dejo que me llore en el hombro, aunque no es plato de gusto:
Mataré a la Princesa,
porque me pesa.
Mataré a la Polaca,
que me atraca.
Se llevó el dinero y los condones,
y de mis burundianos se ha llevado los corazones.
Mataré a la Princesa,
en Oropesa (de Mar).
Mataré a la Polaca,
con matraca.
Qué coraje y que dolor,
se llevó mi cuerno que tocaba en re menor.
Así que ya ves Polaca, ahora lo tengo encalomado a mí porque dice, literalmente, que soy la llave que puede abrirle tu paradero. Huye de donde estés que este no sabe que por mi portátil te estoy advirtiendo que va a buscarte.
Lo mismo me he metido en un follón tremendo, pero bueno.
Un beso en tu frente clitorial.
Bermauntier de Asís y todos los Santos Borbón y Cereza.
miércoles, 9 de abril de 2008
Aquel Mandingo que inventó la medida de los jeringos...
Querido Berma, te escribo este post surcando los aires del estrecho. He contraído tantas enfermedades venereas, amén del dengue, que me soprendo a mí misma de seguir con vida. Estuve casada con el jefe de un tribu que me compró a cambio de cinco camellos, era un negro muy negro y vigoroso hasta el punto que mi vagina ya no es tal sino una oquedad maltratada por el primo hermano de Luter king. Puedo decirte que me enamoré, de un modo que desconocía, pero cuando lo vi corriendo hacia a mí para hacerme la ablación lo comprendí todo… Así que decidí volver. Tengo el corazón roto y mi endometrio llora, Berma. Echaré de menos a Mandingo, que es así como se llama mi marido africano, pues junto a él he sido feliz ya no solo clitoridianamente sino sentimental, pero mi recto se resiente pues Mandingo es como África…muy negro y muy grande. Espero que le hayas echado un ojo a mis hijos en mi ausencia subsahariana, espero por tanto que se encuentren bien. Yo vuelvo totalmente depresiva ya que en Africa no venden Prozac y sino hubiera sido por el opio que vendia aquel tuareg estaría ahora mismo atada a un burka de fuerza Tú me comprendes ¿verdad? Ahora tengo que ser fuerte y olvidar a Mandingo por muchas horas placenteras que me haya regalado en su jaima, me ha hecho mucho daño (y no solo analmente hablando) Ademas allí no saben que es Polonia, no conocen Parzuela y para colmo no me daban trato de Alteza Real. Bájate conmigo al Cairo y humillame como la mala esposa que fui pero siempre piensa que para mí es mas fácil cerrar la boca que las piernas.
miércoles, 2 de abril de 2008
Como ir a África y no morir en el intento
Este blog estuvo abandonado por mucho tiempo. Demasiado para el gusto de quien les escribe, pero es que hay veces que es necesario, que no podemos hacer nada más que lo que debemos, que ese momento en el que dices "voy a actualizar" pasa de largo cuando sabes que tu compañera, tu acompañante, esa que se lo ha montado con casi todo cristo menos contigo está en África, que está sufriendo... y tú no puedes hacer nada.
Recibí un correo de ella el lunes 30 de marzo que contaba lo siguiente:
Querido y desfornicadísimo Berma,
llevo, como bien sabes, bastante tiempo en este continente, más concretamente en Kenia, donde he tenido una serie de experiencias sexuales bastante gratificantes. Los morenitos de aquí la tienen todos como el palo del Juan Sebastián el Cano, ya sabes que yo no me arredro por nada, pero hay veces que incluso he sentido miedo... tanto miedo que solo me han podido tapar la boca como bien sabes.
Mi vagina, desenfrenada al fin tras unos meses de sequía, se siente contenta y con muchas ganas de volver pero... bueno, he tenido un problemilla...
Junto al correo, adjuntaba un audio que descargué y escuché. Era una canción de Jonwa Sawinak, el cantautor más famoso de Kenia, un negrazo que cantaba como quería y que hacía algún que otro gorgorito vocal al estilo de Hakim, ese morito que cantaba copla y una canción que sonaba algo así como Alajabibi pienso en ti y que sirvió de cachondeo durante mucho tiempo. Total, al terminar la canción decidí buscar la letra en internet y traducirla en Google. Cual fue mi sorpresa cuando, al final de la canción siempre repetía la misma palabra: Dengue, dengue, dengue... Un montón de veces, más que operaciones tiene la Preysler.
¿Mi Princesa tenía el dengue? Una locura.
Intenté contactar con la embajada de España en Kenia (que en realidad es una choza adosada a otras chozas que, a su vez, son embajadas y que, además, suelen ser sitios, llamémosles recreativos y mi Princesa tenía que estar ahí, necesitaba que estuviese ahí y ella, promiscua donde las haya necesitaba estar allí) pero, cual fue mi decepción cuando allí me dijeron que había salido del país, que no se sabía dónde estaba pero que vieron como engatusaba a un piloto de avioneta al que pedía, felación por delante, que la trajese a su España. La patria postiza de la Princesa Polaca.
Recibí un correo de ella el lunes 30 de marzo que contaba lo siguiente:
Querido y desfornicadísimo Berma,
llevo, como bien sabes, bastante tiempo en este continente, más concretamente en Kenia, donde he tenido una serie de experiencias sexuales bastante gratificantes. Los morenitos de aquí la tienen todos como el palo del Juan Sebastián el Cano, ya sabes que yo no me arredro por nada, pero hay veces que incluso he sentido miedo... tanto miedo que solo me han podido tapar la boca como bien sabes.
Mi vagina, desenfrenada al fin tras unos meses de sequía, se siente contenta y con muchas ganas de volver pero... bueno, he tenido un problemilla...
Junto al correo, adjuntaba un audio que descargué y escuché. Era una canción de Jonwa Sawinak, el cantautor más famoso de Kenia, un negrazo que cantaba como quería y que hacía algún que otro gorgorito vocal al estilo de Hakim, ese morito que cantaba copla y una canción que sonaba algo así como Alajabibi pienso en ti y que sirvió de cachondeo durante mucho tiempo. Total, al terminar la canción decidí buscar la letra en internet y traducirla en Google. Cual fue mi sorpresa cuando, al final de la canción siempre repetía la misma palabra: Dengue, dengue, dengue... Un montón de veces, más que operaciones tiene la Preysler.
¿Mi Princesa tenía el dengue? Una locura.
Intenté contactar con la embajada de España en Kenia (que en realidad es una choza adosada a otras chozas que, a su vez, son embajadas y que, además, suelen ser sitios, llamémosles recreativos y mi Princesa tenía que estar ahí, necesitaba que estuviese ahí y ella, promiscua donde las haya necesitaba estar allí) pero, cual fue mi decepción cuando allí me dijeron que había salido del país, que no se sabía dónde estaba pero que vieron como engatusaba a un piloto de avioneta al que pedía, felación por delante, que la trajese a su España. La patria postiza de la Princesa Polaca.
sábado, 10 de noviembre de 2007
No me toques los Borbones
Hoy se ha sobrepasado esa campechanía tan campechana propia de nuestro frey; se han pasado los limites del respeto y la educación por la ciudadanía venezolana ai ai cuanto mas lo digo más me entran ganas...
El Frey que ya se habia retirado de la vida pública plebeya, para dedicarse por completo al cuidado de esa nieta con nombre de suavizante, ha vuelto. Y lo ha hecho para asistir a una cumbre iberoamericana, amenizada por la música ejemplar de Silvio Rodriguez. Ahora me siento culpable ya que fui yo quien le insistió para que fuera, aquel dia en su alcoba real. Yo le dije: "Juanki es mejor que vayas que con la revuelta de Malilla, estoy viendo venir la tercera republica" y de repente me contestó "¿¿¿¿¿¿ Y por que no te callasss?????????" con su voz gangosa... yo me puse a llorar cual ramera nigeriense, se que nunca podré ser griega, ni tener el mismo color de pelo que de dientes, nunca seré su reina. Al verme en tal estado el frey de todos los españoles y parte del extranjero me dio por todos los... en fin que sino...¿Por qué iba a olerse la mano?
lunes, 3 de septiembre de 2007
Cuando conocí a Holmes.
Hay veces que lo que pasa en el panorama nacional me da miedo. Ahora, que tengo más cabeza que una cabra asomada a un barranco, me doy cuenta de que nada en esta vida vale la pena. Si no, lean esto que les cuento, tan interesante como todo lo que se encuentran en este sensacional blog:
Corría el mil novecientos noventa y nueve, justo cuando ya tenía todos los dientes míos, pa'siempre, me sucedió un caso un poco... extraño. Conocí a Holmes, al mismísimo Holmes, pero creo que llevaba un par de rayas de más y apenas me hizo caso cuando, al bajar de mí casa cpn un ejemplar de El sabueso de los Basckerville. Me dijo, pasadete: No, yo no firmo estupideces de Watson. Me quedé pilladín, un poco y le di un guantazo.
- De los vikingos, ¿verdad?
Pues no Holmes, no, de otro, pero de ese no, que estás acarajotao'.
miércoles, 29 de agosto de 2007
Aquí no hay quien nicho
Mi vagina se pone de luto para rendir tributo a dos grandes personajes españoles y asumir la gran pérdida (cuarto y mitad de Indasec). Por una parte el cine español y los productores de helado de yogur con crema de higos se despiden de Emma Pene-ya, que murió justo cuando había empezado su fama, una fama a la que debe grandes frases como "Váyase señor Cuesta, váyase" o la simpar "Choriiiiiizo". Su último trabajo realizado, fue en la denunciada serie La que se incinera plagio de su anterior intervención en la pequeña pantalla Aquí no hay quien de la extremaución. Es evidente que con los titulos de las series el final estaba asegurado y pijama de pino al canto.
El siguiente en aumentar la mortandad en los famosos es Pitraco Umbral, conocido pintor que dedicó parte del tiempo de la jubilación a escribir. De sus manos han salido importantisimas obras literarias como "Las señoritas del tanatorio" o "Días felices en Camposanto". Si algo cabe destacar, tanto de su obra amplisima tanto como de su vida (amplisima hasta que se terminó) es que él vino al mundo para hablar de su libro. Por fuentes cercanas, sabemos que su última frase antes de irse a criar malvas fue "he venido aqui a hablar de mi nicho" mientras Mercedes Espabilá le contestaba "tu nombre me sabe a autopsia".
*No quiero ser denunciada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)